miércoles, 21 de abril de 2021

 

La pesca milagrosa y la inmunohemoglobulina

Texto del Evangelio (Lc 5,1-7): En una ocasión, Jesús estaba a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre Él para oír la Palabra de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar». Simón le respondió: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes». Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían.



Echa las redes

Desde que Tú te fuiste

no hemos pescado nada.

Llevamos veinte siglos

echando inútilmente

las redes de la vida,

y entre sus mallas

echando inútilmente

las redes de la vida,

y entre sus mallas

sólo pescamos el vacío.

Vamos quemando horas

y el alma sigue seca.

Nos hemos vuelto estériles

lo mismo que una tierra

cubierta de cemento.

¿Estaremos ya muertos?

¿Desde hace cuántos años no nos hemos reído?

¿Quién recuerda la última vez que amamos?

 

Y una tarde Tú vuelves y nos dices:

 

«Echa la red a tu derecha,

atrévete de nuevo a confiar,

abre tu alma,

saca del viejo cofre

las nuevas ilusiones,

dale cuerda al corazón,

levántate y camina».

Y lo hacemos sólo por darte gusto.

Y, de repente, nuestras redes rebosan alegría,

nos resucita el gozo

y es tanto el peso de amor

que recogemos

que la red se nos rompe cargada

de ciento cincuenta esperanzas.

¡Ah, Tú, fecundador de almas: llégate a nuestra orilla,

camina sobre el agua

de nuestra indiferencia,

devuélvenos, Señor, a tu alegría

 

José Luis Martín Descalzo

 

¿Qué tiene que ver la inmunoglobulina, en este relato?. Se muy poco sobre temas complicados de la biología, y por ello, quiero aprender, Poco puedo; pero algo sí. Y esta mañana he leído en el capítulo 2 del libro “Sobrenatural” de Joe Despenza,  Ed. Urano, que la inmunoglobulina es una sustancia química increíblemente poderosa, mejor que cualquier medicina y que cualquier vacuna.

Vamos por la vida, como “tontines”, que diría Fructuoso Mangas, pescando pececillos, con nuestras pobres redes, inmersos en la rutina “de andar por casa”, ayer igual que hoy y lo mismo que mañana. Toda la noche pescando y no consiguiendo nada. Y para remate, aparcamos las barcas en la orilla.

Es necesario, que alguien con autoridad nos invite a “bogar mar adentro y echar las redes de nuevo”; que es lo mismo que el camino de vuelta de los Reyes Magos, después de la Epifanía, “por otro camino”

Pues bien. A eso nos invita Joe Dispenza en el libro Sobrenatural, en el capítulo 2; pero antes hay que leer todo lo precedente, que es un poco la descripción de nuestra “pesca pobre”

¿Cómo hacerlo? Aquí no hay espacio ni tiempo, para una cuestión tan compleja, que el autor va desgranado a lo largo de más de 300 páginas. Sólo copio unas citas de la página 68, que pueden servir de aldabonazo a nuestra vida rutinaria:

Si la energía se concentra allí donde enfocas la atención,… en el instante en que la enfocas en una emoción con la que estás familiarizado, tu atención y tu energía viajan al pasado. Si esas emociones primitivas se encuentran conectadas con algún suceso antiguo que involucra a una persona u objeto en un tiempo y espacio determinados, tu atención y tu energía están en el pasado también… Del mismo modo si empiezas a pensar en tus compromisos, en las tareas pendientes y a los lugares a los que debes acudir en ciertos momentos de tu rutina diaria, estás invirtiendo tu atención y tu energía en un futuro predecible”. En ambos casos, toda tu energía se encuentra plenamente incorporada a las experiencias conocidas de esa cronología determinada. Tu energía crea más de lo mismo, y tu cuerpo seguirá a tu mente a los mismos acontecimientos de una realidad idéntica. Tu energía abandona el momento presente para acudir al pasado o al futuro. En consecuencia, te queda muy poca energía para crear una experiencia inesperada en una nueva línea de tiempo”.

Es decir, hemos estado toda la noche pescando y no conseguimos nada y hemos llevado las barcas a la orilla.


Después de echarle un vistazo a este gráfico que viene en la página 78 del libro, en que cada vértice de cada rayo, ha creado una red neuronal, según el autor ¿queda espacio, para “pescar más”? y continua, pág. 68

 “Así que te haré una pregunta: ¿sería posible que tu cuerpo empezara a seguir a la mente a lo desconocido? Porque si consideras la posibilidad ya habrás deducido que tendrías que enfocar la atención en otra parte, y eso implicaría un cambio de energía, lo que involucraría cambiar tu manera de pensar y de sentir el tiempo suficiente como para dar cabida a algo distinto”

Y en eso consiste en volver a bogar mar adentro y echar las redes por “el otro lado”. Espero que este indicador pueda servirle a alguien, como me está sirviendo a mí; pero el indicador no es el camino. Tampoco lo es leer las 300 páginas de este libro, que más que indicador es un GPS; hay que salir y remar con esperanza, bajo la guía de la “Stella Matutina”


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