La pesca milagrosa y la inmunohemoglobulina
Texto del Evangelio (Lc 5,1-7): En una ocasión, Jesús estaba a la orilla del lago
Genesaret y la gente se agolpaba sobre Él para oír la Palabra de Dios, cuando
vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado
de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón,
le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la
barca a la muchedumbre. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Boga mar
adentro, y echad vuestras redes para pescar». Simón le respondió: «Maestro,
hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu
palabra, echaré las redes». Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces,
de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de
la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto
las dos barcas que casi se hundían.
Echa las
redes
Desde
que Tú te fuiste
no
hemos pescado nada.
Llevamos
veinte siglos
echando
inútilmente
las
redes de la vida,
y
entre sus mallas
echando
inútilmente
las
redes de la vida,
y
entre sus mallas
sólo
pescamos el vacío.
Vamos
quemando horas
y
el alma sigue seca.
Nos
hemos vuelto estériles
lo
mismo que una tierra
cubierta
de cemento.
¿Estaremos
ya muertos?
¿Desde
hace cuántos años no nos hemos reído?
¿Quién
recuerda la última vez que amamos?
Y una tarde Tú vuelves y nos dices:
«Echa la red a tu
derecha,
atrévete de nuevo a
confiar,
abre tu alma,
saca del viejo
cofre
las nuevas
ilusiones,
dale cuerda al corazón,
levántate y
camina».
Y lo hacemos sólo
por darte gusto.
Y, de repente,
nuestras redes rebosan alegría,
nos resucita el
gozo
y es tanto el peso
de amor
que recogemos
que la red se nos
rompe cargada
de ciento cincuenta
esperanzas.
¡Ah, Tú, fecundador
de almas: llégate a nuestra orilla,
camina sobre el
agua
de nuestra
indiferencia,
devuélvenos, Señor,
a tu alegría
José Luis Martín Descalzo
¿Qué tiene que ver la inmunoglobulina, en
este relato?. Se muy poco sobre temas complicados de la biología, y por ello,
quiero aprender, Poco puedo; pero algo sí. Y esta mañana he leído en el
capítulo 2 del libro “Sobrenatural” de Joe Despenza, Ed. Urano, que la inmunoglobulina es una sustancia
química increíblemente poderosa, mejor que cualquier medicina y que cualquier
vacuna.
Vamos por la vida, como “tontines”, que
diría Fructuoso Mangas, pescando pececillos, con nuestras pobres redes,
inmersos en la rutina “de andar por casa”, ayer igual que hoy y lo mismo que
mañana. Toda la noche pescando y no consiguiendo nada. Y para remate, aparcamos
las barcas en la orilla.
Es necesario, que alguien con autoridad nos
invite a “bogar mar adentro y echar las
redes de nuevo”; que es lo mismo que el camino de vuelta de los Reyes
Magos, después de la Epifanía, “por otro camino”
Pues bien. A eso nos invita Joe Dispenza en
el libro Sobrenatural, en el capítulo 2; pero antes hay que leer todo lo
precedente, que es un poco la descripción de nuestra “pesca pobre”
¿Cómo hacerlo? Aquí no hay espacio ni
tiempo, para una cuestión tan compleja, que el autor va desgranado a lo largo
de más de 300 páginas. Sólo copio unas citas de la página 68, que pueden servir
de aldabonazo a nuestra vida rutinaria:
“Si
la energía se concentra allí donde enfocas la atención,… en el instante en que
la enfocas en una emoción con la que estás familiarizado, tu atención y tu
energía viajan al pasado. Si esas emociones primitivas se encuentran conectadas
con algún suceso antiguo que involucra a una persona u objeto en un tiempo y
espacio determinados, tu atención y tu energía están en el pasado también… Del
mismo modo si empiezas a pensar en tus compromisos, en las tareas pendientes y
a los lugares a los que debes acudir en ciertos momentos de tu rutina diaria,
estás invirtiendo tu atención y tu energía en un futuro predecible”. En ambos casos,
toda tu energía se encuentra plenamente incorporada a las experiencias
conocidas de esa cronología determinada. Tu energía crea más de lo mismo, y tu
cuerpo seguirá a tu mente a los mismos acontecimientos de una realidad idéntica.
Tu energía abandona el momento presente para acudir al pasado o al futuro. En
consecuencia, te queda muy poca energía para crear una experiencia inesperada
en una nueva línea de tiempo”.
Es decir, hemos estado toda la noche
pescando y no conseguimos nada y hemos llevado las barcas a la orilla.
Después de echarle un vistazo a este
gráfico que viene en la página 78 del libro, en que cada vértice de cada rayo,
ha creado una red neuronal, según el autor ¿queda espacio, para “pescar más”? y
continua, pág. 68
“Así que te haré una pregunta: ¿sería posible
que tu cuerpo empezara a seguir a la mente a lo desconocido? Porque si consideras la posibilidad ya habrás deducido
que tendrías que enfocar la atención en otra parte, y eso implicaría un cambio
de energía, lo que involucraría cambiar tu manera de pensar y de sentir el
tiempo suficiente como para dar cabida a algo distinto”
Y en eso consiste en volver a bogar mar adentro
y echar las redes por “el otro lado”. Espero que este indicador pueda servirle
a alguien, como me está sirviendo a mí; pero el indicador no es el camino.
Tampoco lo es leer las 300 páginas de este libro, que más que indicador es un
GPS; hay que salir y remar con esperanza, bajo la guía de la “Stella Matutina”
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