Dos importantes prometeos del siglo XX
Autores de
dos palabras, que sólo se diferencias en una letra
Antes de leer lo que sigue, os invito a ver esto que escribí hace unos meses en otro blog: https://p0722b47o1c.blogspot.com/2020/
El 1 de noviembre de 1952,
en pleno océano Pacífico, se materializa el segundo robo del fuego a los
dioses, al estilo de Prometeo, concretamente en el atolón de Eniwetoc. El
primero había sido en Álamo Gordo. En el caso del Pacífico, el Prometeo de
turno, fue Edward Teller (1908-2003). En el caso de Álamo Gordo, fue Robert Oppenheimer.
A este primer Prometeo, el fuego robado a los dioses, le quemaba profundamente,
después de haber quemado literalmente a los habitantes de Hiroshima y Nagasaki. Este “robo” fue la “fisión” del átomo de
uranio-235, cuya masa crítica de 13,5 Kg de uranio enriquecido, por la acción de un neutrón, se descompone en
átomos más sencillos, desprendiendo una gran cantidad de energía, que arrasa,
todo lo que encuentra...
El segundo “robo”,
materializado en Eniwetoc, por ahora no ha causado los estragos del primero y
esperemos que nunca los causen, y es la “fusión”, en el que átomos de hidrógeno
se unen para formar helio, desprendiendo más energía que en el caso de la
fisión. Es lo que ocurre en el sol y en las estrellas. ¡Cuánto cambia el
concepto, si en una palabra, cambia sólo una letra!
Estoy leyendo el libro “El
secreto de Prometeo y otras historias sobre la tabla periódica de los elementos”,
de Alejandro Navarro Yáñez, que va desgranando
historias de químicos y de experimentos de química y física. Libro que me está gustando
y además me recuerda conceptos, ya casi olvidados de la lejana época de
estudiante.
Con estos proyectos, con
el “fuego robado a los dioses”, una vez desarrollados en la tierra y causados
los destrozos de su uso, como los de la bomba atómica y el desastre ecológico originado por las bombas de hidrógeno, ese “fuego”
no ha sido fácil domesticar. Recuerdo en
mis tiempos de Bachillerato, un documental, titulado “Este perro mundo”, que
puede verse en YouTube: ,cuyo título
original es “Mondo cane” en el que las
tortugas, a causa de las explosiones nucleares tienen un comportamiento distinto al
natural: en vez de ir al mar, van en sentido contrario.
En el caso de la fisión,
sí se ha conseguido con las centrales nucleares; pero hay que hacerlo bien.
Recordemos la triste historia de Chernóbil en Ucrania. En cuanto a la fusión, Teller,
que tenía una personalidad difícil, con un carácter egocéntrico y duro, por la
pérdida de una pierna en su juventud, posiblemente no hizo nada. Huyendo de los
nazis, se instaló en Estados Unidos, en donde a principio de los años 40 del
siglo XX y ya en plena guerra, presentó al gobierno su proyecto. Sin embargo,
las prisas por poner a punto la bomba atómica, hicieron que quedara apartado.
Participó en el proyecto Manhattan, en el que el director Robert Oppehheimer
nunca lo apoyó y al que desarrolló una gran aniversación. Copio literalmente de
las páginas 23 y 24 del citado libro: “…en
1948, tras detonar los soviéticos su primera bomba atómica, el gobierno norteamericano
decidió retomar la idea de Teller, con objeto de devolverle a América la
posición dominante en capacidad de disuasión. Oppenheimer que estaba atormentado
por el recuerdo de lo sucedido en Hiroshima y Nagasaki, se opuso al proyecto
por considerarlo inhumano, lo que desató definitivamente la ira de Teller hacia
su antiguo jefe. Dando muestras de todo el maquiavelismo de que era capaz,…
aprovechó la “caza de brujas” del senador Mac Carty para acusar a Oppenheimer
de comunista. Esta acusación era falsa… Ya sin cortapisas, el implacable físico
se volcó en el proyecto, hasta dar en colaboración con Stanislaw Ulam,… con la
explosión de la primera bomba de
hidrógeno,… que tuvo lugar para
consternación del mundo y para la eterna condenación de Teller… el 1 de
Noviembre de 1952…”
Y en esto anda la ciencia,
en “domesticar la fusión”. Hay proyectos, según leo en la página 25, de dicho
libro, el proyecto ITER, que es el tercer proyecto, más caro de la historia. El
primero es, hasta la fecha, el de la Estación Espacial Internacional, siendo el
segundo el ya citado Proyecto Manhattan.
Y así estamos,
sorprendidos por lo que se está descubriendo: virus, vacunas, 5G… No es sólo
fuego lo que se roba a los dioses; pero lo triste es que en vez de adorar y darle
gracias al Altísimo Único y Verdadero, todo eso cae sobre nosotros, pobres pecadores.
Se echa de menos aquello de: “Del monte
en la ladera, por mi mano plantado tengo un huerto…” de Fray Luis de León,
¿O no?